1. LA COMUNICACIÓN EN EL PROTOCOLO
CONTENIDOS DE ESTA UNIDAD
1. INTRODUCCIÓN.. 22. LA PLANIFICACIÓN DE LOS ACTOS Y SU RELACIÓN CON LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN 41. INTRODUCCIÓNEl ceremonial –conjunto de formalidades que se observan en un acto público o solemne– y el protocolo –normas y usos que establecen y ordenan dichas formalidades– son elementos básicos en los que se apoya la estructura de todo acto de cierta relevancia social y generan un conjunto de mensajes de un gran contenido visual.
Ceremonial y protocolo, términos que, hasta hace pocos años, eran empleados con asiduidad sólo por un restringido número de personas y reservado su uso estrictamente al ámbito de los actos oficiales de Estado, de las relaciones diplomáticas e intergubernamentales y en el marco de determinadas instituciones o corporaciones, están hoy en día presentes en todos los estamentos y grupos sociales y son utilizados con relativa frecuencia por el público en general.
Las causas que han impulsado este cambio han sido en esencia: el incremento de las relaciones interestatales, la creciente importancia y proliferación de las organizaciones internacionales –gubernamentales o no–, la mayor presencia social de instituciones públicas y privadas y la gran influencia que tienen las empresas en el desarrollo socioeconómico actual.
Todo ello promocionado por la facilidad para desplazarse a cualquier lugar del planeta en pocas horas y potenciado por la omnipresencia social de los medios de comunicación y el progreso de las nuevas tecnologías de la comunicación/información que han conseguido que predomine una cultura visual en la sociedad. Por ello, el ceremonial y el protocolo, que siempre han proyectado de forma visual la imagen de instituciones/organizaciones y de las personas que las representan, deben caminar al unísono con ese modelo cultural, de manera que puedan cumplir sus fines más generales: construir la realidad de las grandes ocasiones, dar apariencia a los principios rectores de la vida colectiva y transmitir al conjunto social lo que significan las instituciones, corporaciones u otros grupos sociales.
Fin pedagógico, éste último, que institucionaliza un modelo de comunicación que genera una doble interacción, la de los protagonistas y participantes en los actos entre sí y todos ellos con el resto de la sociedad, basada en un lenguaje que debe primar lo visual. Se puede hablar de un idioma ceremonial, en el que los distintos elementos que lo integran tienen que contribuir a la eficacia expresiva de cada una de sus formalidades, dando pie a una retórica de transmisión por la imagen.
Acción en la que los medios de comunicación, sobre todo la televisión, tienen un papel fundamental al resaltar lo más destacado de las ceremonias y hacerlas accesibles y participadas a un gran número de ciudadanos.
Las empresas no podían quedar ajenas a este fenómeno, ya que su imagen se genera en los públicos no sólo a través de los mensajes que transmite la publicidad, los símbolos audiovisuales de identidad corporativa y las informaciones sobre sus actividades comerciales, sino también con referencia a otros mensajes nacidos de la práctica profesional y de las actitudes y comportamiento de sus directivos y empleados.
La implementación del protocolo en la empresa busca, además de sus fines generales, un objetivo concreto: ser un instrumento más de las políticas de comunicación corporativa. Por ello, la organización de los actos corporativos debe encuadrarse como una técnica más de proyección de su identidad visual, complementaria de todas las demás y al no existir normas precisas, como ocurre con los actos oficiales, hay que recurrir a unos principios generales, que deben aplicarse con flexibilidad y lógica de acuerdo con los criterios sociales del momento y la naturaleza y filosofía propia de cada acto.
El protocolo se ha convertido así en instrumento rector tanto de los actos institucionales oficiales como de los acontecimientos en las empresas, convirtiéndose en uno más de los medios para potenciar la imagen y la identidad corporativa.
El ceremonial se basa en modelos de representación que escenifican los actos, integrando un discurso irónico que debe ser ordenado y estructurado como si de un verbal se tratase. Al igual que la lengua se sirve de piezas que se articulan y ordenan de acuerdo con las reglas de la sintaxis, los actos se ordenan y estructuran según las normas de protocolo.
2. LA PLANIFICACIÓN DE LOS ACTOS Y SU RELACIÓN CON LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓNEl protocolo, sin embargo, no es sólo el instrumento que ordena una mera relación social, escenificada en actos clasificados según ciertas categorías aceptadas por el conjunto social. Además, define su proyección externa y condiciona su reflejo en los medios de comunicación, generando, de esta manera, un proceso de comunicación de las instituciones/corporaciones con sus públicos.
Los actos, como fuente de mensajes, producen un discurso universal en su conjunto, y una serie de mensajes parciales en sus diferentes fases. Por lo que al diseñarlos, para evitar errores de percepción por parte de los públicos, se tendrán en cuenta los siguientes criterios:
1. Establecer con claridad quienes son los actores principales del acontecimiento.
2. Definir un foco preferente de atención visual (presidencia) que jerarquice convenientemente el escenario elegido.
3. Reflejar secuencialmente el comienzo, el momento culminante y la conclusión del acto.
4. Especial atención a la comunicación de sus fases más relevantes.
5. Referencia precisa al contexto social en que se realiza.
6. Respeto absoluto a las normas de precedencias y a la jerarquía de las personas.
El respeto al régimen jerárquico (precedencias) de los cargos y entes públicos es clave, pues no hay que olvidar que, en el seno de una institución/corporación, la jerarquía viene determinada por las funciones y posiciones de los individuos dentro de ella.
Los actos públicos, oficiales o no, e incluso los privados, son el lugar por excelencia de la confirmación de la jerarquía social y de las modificaciones que en ella se producen. Por tanto, se diferenciará con claridad lo instrumental –ordenación y jerarquización– de lo expresivo –comunicación–, aunque sean complementarios. En este sentido, los responsables del protocolo deben:
1. Facilitar al máximo las posibilidades para que sea cubierto en su totalidad, con claridad y precisión, sin que se rompa en ningún momento la estructura del mismo.
2. Proporcionar a periodistas y técnicos el asesoramiento preciso sobre su desarrollo secuencial y sus diversas peculiaridades.
3. Procurar que los códigos, que modelan el "idioma" ceremonial, tengan amplia difusión entre los profesionales de la información para que puedan explicarlos a las audiencias.
De poco sirve la perfección, solemnidad y estética de un acto si no es difundido y su significado no es percibido y valorado por el conjunto social.
El servicio de protocolo, lo mismo que se ocupa de ordenar las diferentes formalidades y situar en tiempo y espacio a personas y cosas en el escenario elegido, tendrá en cuenta que los periodistas, cuando realizan su trabajo, son espectadores privilegiados, puesto que, a través de ellos, la sociedad entera se convierte a su vez en espectadora.